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DEJAR A PIPPI EN LIBERTAD

Dejar a Pippi en libertad. En nuestra selección temática Libros para la igualdad realizada para celebrar el 8 de Marzo, queremos dar este año preponderancia a un singular personaje, ya clásico e imprescindible de la literatura infantil y juvenil, Pippi Calzaslargas. 

Para nosotros dejar a Pippi en libertad significa entre otras muchas cosas, volver a sus páginas por primera o por enésima vez, entregarnos a una lectura en compañía (con niñas y/o niños muchísimo mejor) y empaparnos de esos aires de libertad y ese olor a infancia, a independencia y a autenticidad que caracteriza estos relatos de la autora sueca Astrid Lindgren.

Icono de la diferencia. Estímulo de igualdad

Pippi es una niña que vive en compañía de un mono, un caballo y ningún adulto. Es muy alegre y muy movida, se viste como quiere, piensa por si misma y va descubriendo el mundo a golpe de aventuras y de aventurarse, sin mucho más control que el que ella misma se impone. Pippi es pecosa, pelirroja, con dos trenzas tiesas, usa medias a rayas y unas botas con cordones de colores diferentes.

Es una niña valiente y tiene una fuerza extraordinaria. Podríamos no parar de describirla, el caso es que, lo hagamos como lo hagamos, digamos lo que digamos, no hay duda, Pippi está lejos, muy lejos del rol de niña vulnerable y frágil, necesitada de aprobación social y es por eso por lo que la queremos poner en valor para conmemorar el 8 de Marzo.

Pippi es fundamentalmente diferente, simbólicamente diferente y a la vez, encanta y seduce. Una clave que ha hecho que millones de niñas y niños del mundo la reciban con los brazos abiertos. Quizás esto hila con la idea de que el respeto a la diversidad y a la diferencia en todos los órdenes, de raza, de cultura, de género, de formas de hacer y de sentir es lo único que puede igualarnos.

Rescatar a nuestra niña

Pippi tiene ya la friolera de 73 años. Es un personaje literario atemporal y adelantado a su tiempo. Pippi Calzaslargas fue publicado por primera vez en 1945, con no pocas dificultades y rechazos por parte de las editoriales.

Astrid Lindgren siempre aseguró que aunque fue una historia que había escrito como regalo a su hija en su décimo cumpleaños, ella no se inspiró en su hija, sino en la niña que en ella habitaba aún. No nos cabe duda de que consiguió rescatarla. Ella estaba convencida de que el éxito de su personaje radicaba precisamente en que era una niña, puesto que el personaje chocaba mucho más con los roles de género estereotipados que si hubiera elegido un niño.

Está claro que en más de una ocasión y por más de un motivo, el personaje de Pippi Calzaslargas teje un hilo de conexión con la esencia natural de niños y niñas. De alguna forma, los rescata, los pone en valor, representando una liberación para ambos. También lo vemos cuando, como si fuera Peter Pan, Pippi no quiere crecer. Ella sabe de la importancia de ser una niña y de lo que perderá cuando deje de serlo y así lo cuenta:

» – Pippi, hace ya un año que vives en Villa Mangaporhombro – dijo de pronto Anikka cogiéndola del brazo.

– Sí, el tiempo vuela y nos hacemos viejos – repuso Pippi -. Este otoño cumpliré diez años, y creo que entonces mis mejores días habrán pasado ya.» (1)

Derribando tópicos en la Literatura Infantil y Juvenil

… un libro para niños puede contener episodios que resultan divertidos tanto para niños como para adultos. También se pueden escribir cosas que los adultos no entienden, que van dirigidas exclusivamente a los niños. Pero los guiños al mundo adulto por encima de la cabeza de los niños están totalmente prohibidos, son una desfachatez para los pequeños lectores.

Astrid Lindgren entrevistada por Isabel Carvajal

CLIJ Nº31, Septiembre de 1991

Con declaraciones como esta, no nos podemos extrañar de que haya creado personajes tan profundamente ligados al mundo infantil. La lectura de Pippi Calzaslargas abre ventanas y deja entrar aire y frescura. También abre puertas, las de la intriga, porque no se sabe nunca qué piensa Pippi ni cómo actuará y eso hace que queramos seguir leyendo.

A menudo, sin embargo, podemos toparnos con preocupaciones por parte del mundo adulto con respecto a la literatura entendida como enseñanza y así se piensa, algunos con pesadumbre, otros con ánimo, que niñas y niños reproducirán los roles que están escritos. Y si son las niñas las que pueden reproducirlos la preocupación aumenta. Pero lo cierto, y eso lo saben las lectoras y lectores, es que la literatura es placer y un fin en si misma. Por eso y ante las amenazas de no publicación de sus obras, Astrid Lindgren afirmaba:

Los niños no imitan a Pippi. Saben que ella es única.

Astrid Lindgren entrevistada por Isabel Carvajal

CLIJ Nº31, Septiembre de 1991

Pippi pertenece al mundo de la ficción, no anima a niñas y niños a ser como ella, sino que va más allá. Por eso el título escogido en esta entrada Dejar a Pippi en libertad, es dejar leerla, sentirla, porque también eso es dejar a niñas y niños sentir sus propias diferencias sin ser juzgados socialmente por ello.

 

 

 

 

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